
Skinal Nichimetik es una cooperativa textil de mujeres tzeltales ubicada en Pueblo Nuevo Sitalá, en los Altos de Chiapas, México. Su nombre significa "Tierra de flores". Las flores son un símbolo de belleza para la mujer tzeltal y es por eso que ellas las eligieron como motivo para usar en su traje tradicional.
Pueblo Nuevo Sitalá tiene cerca de 300 habitantes y está ubicado a tan sólo 90 km de San Cristóbal de las Casas, sin embargo sus habitantes necesitan cerca de 7 horas para desplazarse debido a lo aislado que se encuentra y que el trayecto es de terracería.
La mayoría de los hombres son campesinos temporeros que trabajan en la milpa o en la cosecha de café. Las mujeres se dedican al cuidado de su huerta, animales (en el caso de tenerlos) y a los quehaceres del hogar, por lo que para ellas una de las pocas maneras de ganar dinero es el bordado.

La cooperativa está conformada por aproximadamente 15 mujeres y existe desde hace 10 años por iniciativa de un grupo de religiosos bautistas quienes intercedieron para que las mujeres pudieran adquirir un terreno a un precio muy módico y les ayudaron a construir las instalaciones. De esta forma, las mujeres se convirtieron en propietarias del terreno, lo que rara vez ocurre en la comunidad ya que las hijas mujeres no tienen derecho a heredar como los hijos hombres.


Debido a la violencia machista que viven estas mujeres, se ha tornado muy difícil la gestión de la cooperativa. Las mujeres que participan activamente en la organización de una cooperativa, es decir que se alejan de los roles comunitarios tradicionales, son frecuentemente blanco de ataques que ponen en riesgo su integridad física, sicológica, así como su reputación. Ser dirigente de una cooperativa implica tiempo y valentía para enfrentar los ataques, por lo que muchas mujeres terminan alejándose ya que en estas condiciones las cooperativas difícilmente llegan a generar frutos.
Aunque sigue siendo reducido el número de mujeres que se han organizado en cooperativas, éstas aminoran los efectos de la explotación económica y mantienen vivas las tradiciones de los antiguos.
A las bordadoras de Skinal Nichimetik les debemos mucho. Ellas fueron el primer grupo con el que empezamos a trabajar en IndiGenias. Ellas nos mostraron el camino a seguir, la forma en la que teníamos que trabajar y el papel que debíamos jugar en esta relación. Nos dijeron específicamente qué es lo que debíamos hacer y aquí se los contamos…

En mayo de 2015 Pamela, fundadora de IndiGenias viajó a los Altos de Chiapas a reunirse con las mujeres de la cooperativa. A los pocos días de compartir experiencias, Pamela se sentó frente a ellas, abrió su computadora y les mostró fotos de sus amigas.
Pamela: Mira está es María, toma unas fotos preciosas. Bene trabaja en una empresa y se decida a desarrollar productos, Nati es diseñadora de vestuario, a la Caro le encanta escribir.
Y así fue como salió la pregunta y sobre todo la respuesta del millón.
Pamela: ¿Qué podemos hacer nosotras por ustedes?
Con mucha seguridad la Sra Petrona (en la foto al fondo) levanta su mano y responde: VENDER Eso es lo que necesitamos. Nosotras podemos bordar en nuestros ratos libre, mientras los niños van a escuela, después de cuidar a nuestros animales y la huerta, pero no podemos viajar a otras ciudades a vender porque la más cercana está a 7 horas.
Sus deseos son órdenes. Y así fue como se gestó IndiGenias.

Las integrantes de la cooperativa elaboran una tira bordada de un metro 20 cm. de largo por 10 cm de ancho con flores bordadas en punto cruz diminuto. Necesitan aproximadamente 6 semanas para bordar cada tira. Con estas tiras bordadas producen estuchen de 3 tamaños diferentes.


En Chiapas existe un gran número de ONGs asesorando e intentando profesionalizar a las cooperativas de artesanas. Las mujeres nos contaron que aun cuando ellas logran vender algunos de sus productos por medio de este tipo de organizaciones, deben esperar hasta 8 meses para recibir un pago justo por sus trabajos. Esto nos hizo pensar que en IndiGenias la concesión no podía ser nuestra forma de trabajo. Las mujeres de la cooperativa también nos enseñaron que debemos ser nosotras las que corramos el riesgo. Ellas ya hacen un gran esfuerzo para sacar adelante la producción de sus bordados, nosotras no sólo debemos comprarles al contado sus productos, sino también hacer pagos adelantados en los casos que la continuidad de la elaboración de los textiles esté en juego.
Gracias Skinal Nichimetik, sin ustedes Indigenias no sería.